¿Por qué detestamos el manual de instrucciones de un aparato electrodoméstico y nos aventuramos a manejarlo sin leerlo, pero lo buscamos desesperadamente cuando parpadea una luz de manera insistente y no sabemos la razón? ¿Por qué lo reconocemos y no lo confundimos con un catálogo de electrodomésticos o un recetario? Existen puntos en común, pero sabemos que ahí no vamos a encontrar la información sobre cómo manejarlo. En primer lugar, no lo confundimos por la manera que tenemos de obtenerlo. El manual de instrucciones se incluye de manera obligatoria con el electrodoméstico al que acompaña. Y, en segundo lugar, porque somos capaces de reconocerlo, aunque no seamos capaces de producirlo.